Porque yo soy el SEÑOR vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santa, porque yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra. Porque yo soy el SEÑOR, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos, porque yo soy santo.

Levítico 11:44-45

La Santificación del Creyente

Bíblicamente, santo y santidad significan “separado” o “ser apartado” a fin de vivir para Dios y servirle.

La verdadera santidad caracteriza los actos externos, pero más todavía el móvil o la intención del corazón.
Creemos en la santificación posicional que comienza desde que el ser humano cree en Cristo Jesús y es regenerado por el Espíritu Santo.

Creemos también en la santificación progresiva porque el creyente debe seguir la santidad.
Santificador es el Espíritu que actúa en los creyentes, conduciéndolos a una vida de perfección en Cristo, hasta que la gracia de Dios brille en nosotros y la imagen de Cristo sea formada en nuestra vida (Co. 7:1; 1 P. 1:2, 15 -16)

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os serán multiplicadas.

1 Pedro 1:2

Si no, como aquel que os llamó, es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

1 Pedro 15-16

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