“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón” (Oseas 2:14).
Según el diccionario, la palabra “desierto” describe un lugar estéril, poco propicio para la vida. Visto bajo este ángulo, el desierto no tiene nada de atractivo. Sin embargo, la creación de Dios está llena de buenas sorpresas y ricas enseñanzas.
Cuando se juntan las condiciones climáticas ideales, tales como la lluvia, temperaturas elevadas y humedad, ¡aun el desierto florece!
Querido, ¿sientes como que tu vida está en medio del desierto, de la soledad, y que tienes que hacer frente día tras día a nuevos desafíos? ¿Tienes miedo de sucumbir y de no lograr salir de esta situación? Déjame decirte que ese desierto no será tu tumba. Como dice el salmista, “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras del Señor” (Salmo 118:17). ¡Así es, vivirás y contarás las maravillas de nuestro Eterno y buen Dios!
Por fe, levántate y con fuerza y firmeza confiesa en voz alta: “¡Dios, Dios de mi liberación! ¡Tú Señor, me das la victoria! ¡En Ti confío!”

Siente la lluvia tardía (Joel 2:23) sobre tu cara, refrescando, hidratando las áreas secas de tu vida. Recibe Su aliento de vida en ti. ¡Levántate y mira cómo el desierto florece!
Lectura: Oseas 2:14, Salmos 118:17, Joel 2:23.
Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.
Oseas 2:14
No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH.
Salmos 118:17
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
Joel 2:23
Del plan devocional “7 días para vencer la soledad” Por Éric Célérier del ministerio es.Jesus.net