Es asombroso pensar que el Espíritu de Dios vive en ti, de manera tan cercana y real. Es como si tu corazón fuera la morada de Su amor y Su presencia.
Cuando reflexionas sobre la presencia del Espíritu Santo en tu vida, te das cuenta de que no estás solo en este caminar de fe. Él está contigo, obrando en lo más profundo de tu ser, transformándote y moldeándote para que reflejes el amor que Él tiene por aquellos que te rodean.
En ocasiones, puede que te sientas insuficiente, incapaz de amar como Dios lo hace. Pero es precisamente en esos momentos que debes recordar que el Espíritu Santo está en ti, dándote la fuerza y la gracia necesaria para amar a los demás de una manera desinteresada y generosa.
Es en la intimidad con el Espíritu Santo que encuentras el poder para perdonar a quienes te han herido, para mostrar bondad y compasión a quienes te necesitan, para ser paciente en medio de las dificultades y para dejar de lado el orgullo y la arrogancia.
Cuando permites que el Espíritu Santo trabaje en ti, te conviertes en un reflejo vivo del amor de Dios. Tus acciones y palabras son una manifestación de Su amor incondicional y Su misericordia para con los demás.

Hoy, tómate un momento para reconocer la presencia del Espíritu Santo en tu vida. Permítele que trabaje en ti, que te transforme y te moldee a la imagen del amor de Dios. Abre tu corazón a Su guía y dirección, y verás cómo Su amor se derrama a través de ti hacia aquellos que te rodean. Recuerda que el Espíritu Santo está en ti para amar a través de ti.
Preguntas de reflexión:
¿Cómo es tu relación con el Espíritu Santo? ¿Qué cambios positivos has experimentado en tu vida como resultado de Su presencia y amor?
¿De qué manera puedes ser más consciente del trabajo del Espíritu Santo en ti y permitirle transformar aspectos de tu vida para reflejar el amor de Dios a quienes te rodean?
Lectura: 1 Corintios 3:16.
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1 Corintios 3:16-17
Del plan devocional “Amor transformador” por Pablo Mora de TuIglesia.org