“El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable, no es envidioso ni se cree más que nadie. No es orgulloso”.
1 Corintios 13:4 TLA
La envidia es una postura extremadamente egoísta al considerar tus talentos y posesiones como superiores a los de tu prójimo. La envidia se manifiesta cuando nos rehusamos a unirnos en la celebración del éxito, talentos y habilidades de los demás.
La envidia y los celos son parte de la mentira original del enemigo, un semillero de comparación pidiéndonos que creamos que Dios retiene Su bondad de nosotros y que, en lugar de eso, está dándoselo a alguien más. Este tipo de pensamiento es una fortaleza de esclavitud y mentiras.
La envidia es como un sutil espíritu malvado que se eleva en oposición a la bondad que recae en los demás. La envidia está en oposición directa al amor.
La envidia y los celos vienen de una mentalidad de escasez la cual, en efecto, cree que la bondad de Dios es limitada—que no hay suficiente para todos. Es la creencia que lo que alguien más tiene o le es dado, quitará de lo que nosotros podamos tener o recibir.
La envidia es creer en un problema matemático falso: Tu + tu prosperidad = menos para mí.
Usualmente, cuando nos detonamos por la envidia y celos, nuestra respuesta natural es disminuir el éxito de los demás para sentirnos mejor acerca de nosotros mismos —un esfuerzo desesperado de balancear la falsa ecuación en nuestra mente. Pero el pasaje nos habla acerca de esto al decirnos,
“El amor no presume sobre los logros de sí mismo ni infla su importancia”.

Una opinión engreída de nuestras propias opiniones o habilidades alejará a los demás de nosotros. Proverbios llama a esta persona un burlón, mofador, un sabelotodo.
Es muy fácil para nosotros caer en esta categoría porque creemos que nuestras opiniones nos definen y nos hacen quienes somos. Estamos a favor de esto, pero en contra de aquello, cayendo en un estándar religioso de conveniencia. ¿Será que en realidad estamos reteniendo nuestro amor por los demás debido a nuestras opiniones?
El honrar y reconocer los logros de los demás, sin importar quiénes son o cómo viven, no te disminuye. De hecho, en el Reino de Dios, el elevar la importancia de tu prójimo al honrarlo invita más honor hacia ti y es una demostración de madurez en tu corazón. La habilidad de reconocer y honrar a tu prójimo es una fuerte evidencia de que estás sobrepasando tus creencias limitadas acerca de Dios.
¡El amor elige celebrar todas las cosas buenas! El amor se regocija con los que se regocijan. El amar a los demás al honrarlos se convierte en un amplio lugar de libertad, creyendo que hay bondad más que suficiente para todos nosotros.
Cuando he explotado por celos y envidia, ha sido una señal para mí que debo entregarlo a Jesús y preguntarle qué es lo que está sucediendo en mi corazón. Él siempre ha sido fiel en revelarlo.
“… Dios no nos negó ni siquiera a Su propio hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con Él todas las cosas”. Romanos 8:32 TLA
Considera leer las escrituras sagradas de hoy de la Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Lectura:
Porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez; A este humilla, y a aquel enaltece.
Salmos 75:6-7
Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso Que obra en la insolencia de su presunción.
Proverbios 21:24
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Romanos 12:15
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Romanos 13:9
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús
Filipenses 2:3-5
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
1 corintios 13:4-7
Del plan de lectura devocional “Amor es una persona” por Robin Meadows – http://www.instagram.com/manymeadows